Ya estamos a mediados de noviembre y la bajada de temperaturas se nota. El frío irá a más y debemos empezar a pensar en cómo acondicionar la casa para su llegada. Quizá ya habremos empezado el cambio de armario, pero todavía no el de los textiles del hogar. Es hora de ir sacando los textiles almacenados de sus fundas y cajas para airearlos, quitarles el olor a cerrado y preparándolos para la bajada de temperaturas. Convertir nuestra casa en un lugar cálido y confortable tendrá que ser nuestro principal objetivo en estas fechas, con especial atención y cuidado en la habitación de los más pequeños de la casa.
Debemos pensar la decoración también de manera que los bebés o niños de la casa sientan lo menos posible el frío o cambios de temperatura bruscos. ¿Cómo hacerlo?
- Controlar la temperatura. Según los expertos, la habitación de los peques nunca debe estar a más de 24 grados. Además, el resto de habitaciones de la casa deberían estar a una temperatura similar, para que, especialmente los bebés, no noten cambios bruscos de temperatura al salir de su cuarto. Si debemos utilizar la calefacción hay que estar pendiente de que el ambiente no se reseque demasiado, pues esto podría perjudicar al bebé o niño pequeño.
- Cambio de los textiles. Igual que con los adultos, los niños también tienen que tener su cambio de ropa de cama cuando llega el frío, con tejidos más cálidos. Sábanas de invierno, edredones con relleno, nórdicos, mantas… Si tú tienes frío, tu peque también tendrá frío. Y no solo la ropa de cama tendrá que cambiarse. También las cortinas. Las ventanas reciben todo el frío y pueden radiar ese frío hacia dentro del cuarto, por lo que conseguir unas cortinas de invierno gruesas, que no dejen entrar el aire de ninguna rendija de las ventanas, es importante para mantener la habitación caliente. Para que podamos dejar que entre la luz de la mañana, tampoco es recomendable que sean excesivamente pesadas. De esta manera, podremos retirarlas a los lados fácilmente a través del riel que las sujeta. Sin embargo, tenemos muchas otras opciones, como los paneles o los enrollables, entre otros, que pueden resultar más cómodos a algunas personas.
- Cuidado de los materiales. Uno de los trucos que podemos, si estamos en disposición y es adecuado para la decoración de nuestra casa, es invertir en puertas y ventanas de madera. La madera mantiene el calor del interior y evita que entre el frío. Además, es un material natural y, por tanto, mucho más ecológico.
- Aprovecha la luz al máximo. Durante los meses fríos, a partir de finales de octubre, los días empiezan a acortarse, y con ello las horas de luz natural. Si queremos sacarle el máximo partido a esas horas más alegres, asegúrate de que los muebles o cualquier otro objeto no impidan el paso de luz de las ventanas. También te servirá utilizar colores claros y neutros para que el espacio parezca más amplio y refleje la luz. Además, no solo podremos utilizar la luz, sino también el calor del sol. En las horas de más temperatura solar, abre las cortinas y deja que el sol caliente naturalmente la habitación de los peques.
- Decora con vistas a dar calidez el espacio. Las moquetas no son lo más higiénico y práctico del mundo, a no ser que te encuentres en un país muy frío, por lo que recomendamos, si quieres proteger los suelos del frío y acolcharlo, que optes por alfombras mullidas para así también mantener una temperatura tibia y agradable. Podrás quitarlas en cuanto el frío amaine, y son más fáciles de limpiar y retirar. En otro orden de cosas, no dejar las paredes vacías es una herramienta también para que tanto el peque como vosotros no sintáis una sensación de vacío y excesivo espacio en la estancia. Las paredes vacías producen sensación de frialdad. Por ello, es mejor colocar estanterías y muebles de almacenaje. Coloca juguetes y peluches en la estancia. Quizá un sillón para alimentar al bebé o para leer un cuento a vuestro peque, incluyendo cestas de materiales naturales y plaids o mantas calentitas para taparos y crear un ambiente confortable y especial de conexión.
- Para incorporar en la rutina. Debemos recordar que una casa en invierno suele estar menos expuesta al aire exterior. Las ventanas suelen estar cerradas y el calor se acumula dentro del hogar. Esto es importante para proteger a los peques, pero también es peligroso mantener un aire viciado. Por ello, es importante incorporar a la rutina diaria, durante 10 o 15 minutos, la ventilación del hogar, que servirá para renovar el aire de las habitaciones, eliminar ácaros y malos olores.