Hay entornos que absorben la energía de nuestro cuerpo y nuestra mente. Ambientes que nos causan pesadez, fatiga o incluso dolores de cabeza o dolencias respiratorias. Tener una vivienda saludable y un hogar cuyo aspecto nos aporte energía es clave para una buena salud y para afrontar cada día la jornada con fuerza. Por eso, aquí te traemos algunos pasos para que tu casa recupere la vitalidad, cuidando tanto de la decoración como de la luz o la calidad del aire.
- Cuida la calidad del aire. El aire en el interior del hogar no es siempre todo lo sano que creemos, ya que dentro de casa es más difícil deshacerse de los agentes contaminantes. Además, aspectos como la humedad, la temperatura o la electricidad ambiental juegan un papel muy importante en nuestro nivel de energía. Para mantener una calidad correcta del aire, uno de los trucos más antiguos es recuperar la costumbre de ventilar la casa. A primera hora de la mañana y a última hora de la tarde son los momentos ideales para airear los espacios, ya que el tráfico es menor, y por tanto también las partículas suspendidas en el aire. También hay que tener en cuenta que el uso de productos de limpieza o aerosoles demasiado agresivos pueden disminuir la calidad del aire, ya que generan compuestos orgánicos volátiles. Por eso, recomendamos optar por alternativas más naturales como el vinagre o el limón. Además, una limpieza frecuente del polvo y los ácaros con la aspiradora sobre alfombras y tapicerías ayuda a mejorar la calidad del ambiente. Ten en cuenta también si en tu hogar la humedad y la ventilación no son las adecuadas, ya que en estos ambientes suelen proliferar mohos y ácaros, generando a su vez alergias y problemas respiratorios. En invierno, no abuses de la calefacción, pues hace que nos sintamos más cansados.
- Evita los campos electromagnéticos. También tenemos que tener en cuenta los campos electromagnéticos que tenemos alrededor –tanto de altas como de bajas frecuencias- que, según numerosos estudios científicos, alteran la biología de personas y animales y generan problemas como cansancio, insomnio, irritabilidad, alteraciones del sistema inmunitario, problemas circulatorios y del corazón, etc. Para proteger nuestra salud es preciso poner en práctica algunas acciones. En primer lugar, se recomienda desconectar todos los aparatos eléctricos que no se utilicen, sobre todo durante la noche o cuando no estemos en casa. En cuanto a los electrodomésticos, hay que asegurarse de que sean los que emiten menos radiaciones y pasar el menor tiempo posible cerca de ellos. Para televisiones y ordenadores, lo ideal es escoger pantallas TFT – LCD, que son las que generan menor radiación. En cuanto al teléfono móvil, es uno de los aparatos que más usamos, por lo que en general se recomienda no tenerlo demasiado pegado al cuerpo y utilizar el manos libres siempre que la conversación dure más de quince minutos. Además, para evitar problemas de sueño, en el dormitorio es mejor que ningún aparato esté encendido, y menos cerca del cabecero, ya que interfieren en la reparación celular del organismo.
- Naturaliza los espacios. El contacto con la naturaleza es esencial para nuestra salud. Crear espacios verdes en entorno cerrados puede llegar a suplir esa “carencia de naturaleza” que tenemos en las ciudades, y nos puede ayudar, según se ha comprobado, a bajar la presión arterial, disminuir la tensión muscular y el colesterol, aliviar el estrés, reducir los dolores de cabeza o los problemas digestivos, entre otros. También transmiten alegría y optimismo. Además, las plantas filtran el aire de tóxicos ambientales urbanos. Lo ideal es combinar plantas con flores de los colores que más nos gusten. Si tenéis un balcón o terraza, os recomendamos probar con jardines verticales o un huerto urbano en un rincón. Si tenéis poco espacio, es mejor optar por las plantas colgantes, que crearán una cortina verde preciosa dentro de casa. Asimismo, en los alféizares de las ventanas pueden cultivarse plantas medicinales y aromáticas, que servirán para la cocina y llenarán el hogar de vitalidad: albahaca, orégano, perejil, hierbaluisa… y muchas más.
- Cuida la luminosidad del entorno. La luz es también muy importante para el estado de ánimo, ya que el organismo acusa negativamente la falta de luz natural. Los espacios más abiertos y
acristalados dejan pasar más la luz y aumentan la sensación de amplitud. Pero si no puedes hacer reformas en casa, decántate por decorar la casa con tonalidades claras, ya sea en paredes, suelos, mobiliario, textiles… Hay que tener en cuenta que el blanco es el color que más refleja la luz y es muy combinable. Otro truco es optar por telas en tonos claros que permitan el paso de la luz. Por eso, las telas traslúcidas en visillos, cortinas o estores pueden ser grandes aliados. Echa un vistazo a la web de La Huerta para descubrir todas nuestras opciones en cortinaje y fundas de sofá en tonos claros. Por otro lado, si aun así la luz no es suficiente, la podemos complementar con lámparas halógenas, que según los expertos generan calidad de luz y campos electromagnéticos bajos. - Rodéate de materiales y tejidos naturales. Nuestra casa puede llenarse de vitalidad instantáneamente si introducimos otro tipo de materiales y ropa de hogar. Uno de los que provocan más beneficios para la salud es la madera. Muchos estudios apuntan a que este material está relacionado con una mayor energía y salud en las personas y a la relajación del sistema nervioso simpático, responsable del estrés. Otros materiales que pueden traer calma, confort y calidez al ambiente son el yute, el cáñamo, el mimbre, el bambú o el ratán, entre otros. Solo tienes que atreverte a incluirlos en tu decoración. Igualmente, las fibras naturales en la ropa de hogar –lino, algodón…-también pueden proporcionar esa sensación de calma y reducción del estrés. Elígelas en ropa de cama, cortinas, tapicerías…