En nuestro pequeño reino, nuestra habitación, hay elementos en los que no reparamos en el día a día pero que influyen sobremanera en nuestro descanso. La almohada es uno de ellos. Su objetivo es mantener recta la columna vertebral sorteando la concavidad del cuello para conseguir que la nuca y los músculos estén relajados. Ayuda por tanto a reducir el estrés de la jornada diaria y proporciona mejor descanso.
Tampoco es tan moderna como parece: se usa desde hace siglos. Fueron ya utilizadas por la antigua civilización egipcia, y más tarde, antes de llegar a las gentes más humildes, era solo utilizada por las clases altas. Se desarrollaron en el diseño con modelos decorados de forma sofisticada en China –estaban hechas de manera, piedra o metal, no de tela-, para después pasar a Europa en la Edad Media. Ya con la Revolución Industrial, estas piezas textiles se extendieron en su uso para el hogar. Pero parece ser que la almohada llegó a nosotros a través de la cultura andalusí que habitó la península. Como otras de las muchas palabras árabes que quedan todavía en nuestro vocabulario, la palabra almohada proviene en su origen del vocablo mijadda, que significa almohadón o cojín en este idioma. Los cristianos incorporaron este nombre en su propia lengua no solo para este objeto, sino para otros muchos que no conocían. Así han llegado hasta hoy muchas de estas palabras.
Como vemos, la almohada es un objeto de nuestro descanso que tiene su propia historia y mucho que aportar a nuestro bienestar. Por ese motivo, es muy importante mantenerlas en el mejor estado posible. Por ejemplo, en el lavado. Al hacer la colada y quitar las sábanas, muchas veces la almohada queda olvidada hasta tiempo después, y la suciedad puede quedarse acumulada hasta que sea difícil de quitar. No es necesario lavarla muy seguido, ya que se podría estropear, pero si con una periodicidad constante.
Si la etiqueta permite lavarla en la lavadora, evita el jabón en polvo para que este no se acabe incrustando dentro de la almohada. Ten cuidado con el relleno y pon la opción de enjuagar dos veces, para que se elimine bien todo el jabón y la espuma. Una vez lavadas, hay que secarlas. En este caso, se recomienda un día entero de secado al sol aproximadamente. Pero hay que comprobar que no esté húmeda cuando la coloquemos en la cama, ya que a largo plazo puede generar hongos.
También es bueno que a las almohadas les dé el aire de vez en cuando, y para evitar que se acumule polvo en ellas, sacudirlas todos los días. Y por supuesto, lo más importante es que estén bien protegidas. De esa manera evitaremos que el sudor y las manchas lleguen a ellas. En nuestra tienda puedes encontrar fundas y protectores, y también almohadas pensadas para el buen descanso, como las de la marca Bel Nou. La almohada viscoelástica de esta marca es perfecta para ese tipo de descanso que decíamos al principio, ya que este material reduce la presión que los tejidos ejercen sobre el cuerpo, aliviando la tensión y proporcionando un buen sueño.
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