Aparte de la habitación o el sofá del salón, el baño de casa puede ser una estancia donde pasar un rato agradable y desestresante después de una jornada larga y agotadora. Darse una ducha o un baño con agua caliente sirve para relajar los músculos y normalmente es un momento clave en nuestra rutina de salud y belleza, al igual que en los spas. En ellos, el agua es el elemento fundamental de curación y tranquilidad. Fueron los romanos sus impulsores originales, ya que construyeron multitud de termas alrededor del Imperio y fueron una de las primeras civilizaciones que pusieron a disposición el baño para toda la población. Según imágenes de la vida cotidiana encontradas en la ciudad de Pompeya, también tenían ya costumbres tan comunes como secarse con una toalla, del mismo material que se pueden encontrar ahora, de algodón.
Los hábitos de higiene y baño han sido diferentes según las culturas y han cambiado a lo largo de la historia. Ahora tenemos la suerte de conocer el beneficio del agua y muchos trucos para que el momento del baño sea otra experiencia especial en nuestra vida cotidiana que convierta nuestro cuarto de baño en una sala de spa. Para ello, os daremos una serie de ideas y consejos para esa velada con vosotros mismos que tenéis pendiente. Además, si es por la noche, esta rutina os inducirá al sueño y a un descanso reparador.
En primer lugar, el ambiente es fundamental. Tanto si tienes ducha como bañera, puedes crear tu propia atmósfera con música –por ejemplo, a nosotros nos encanta la instrumental de tipo oriental para recrear la relajación de un lugar natural apartado y lejano-. Distribuye también algunas velas por los muebles del baño y algunas hierbas aromáticas o incienso. Todo ello hará que te parezca estar en una sala de tratamiento de belleza y masajes. Prepara también las toallas o el albornoz para después del baño para tenerlos a mano.
Para relajarse por completo, es preferible tener bañera, ya que permitirá utilizar productos como esencias y sales de baño. Las sales ayudarán a recrear un baño termal en nuestra propia casa. Son muy beneficiosas, pues se les reconoce efectos curativos, y además los minerales que aportan estas sales son perfectos para la piel. Échalas cuando se esté llenando la bañera o sumerge una bolsita de baño con las sales dentro.
Además de las sales, recomendamos añadir en el agua aceites esenciales y aromáticos, que os dejarán el cutis impecable. Además, muchos tienen también propiedades curativas, dependiendo de sus ingredientes: los de romero para abrir los poros, los de lavanda para relajar, la manzanilla para ayudar a la piel seca… Hay una gran variedad, solo tienes que encontrar el que más te guste o el que más se adecúe a tu problema. También puedes mezclar varios de ellos.
Es importante que, para apoyarte en la bañera, utilices una toalla como reposacabezas, un truco que a pesar de todo es fácil de olvidar. Así estarás más cómodo o cómoda y será útil en el caso de que te hayas llevado una lectura a la bañera o una copa de vino. Para completar la rutina, mientras te bañas puedes aplicarte una mascarilla facial, y al salir del agua, necesitarás aplicar una crema hidratante masajeando suavemente y relajando los músculos del cuerpo. Además, las toallas y albornoces de cien por cien algodón como los que tenemos en La Huerta, suaves y cómodos, completarán esa sensación de estar en el spa de un hotel.
¿A que no sabías que tu baño tenía tantas posibilidades como spa? Te animamos a que te des ese capricho para desconectar de la rutina. Seguro que repites.