Una mujer como Carrie Bradshaw de Sexo en Nueva York caminando en tacones vertiginosos por la Gran Manzana… ¿A dónde podría ir un domingo por la mañana después de haber trasnochado el sábado? A tomar el brunch, por supuesto. Esta es una de las tendencias anglosajonas por excelencia que está comenzando a expandirse a otros países. De hecho, la serie de la que hablábamos fue una de las que dio a conocer a un público más amplio la costumbre del brunch. Pero, ¿qué es?
Como algunos ya sabrán, la palabra brunch proviene de la unión de dos palabras: breakfast –desayuno en inglés- y lunch –comida-, y como esto indica, se trata de una combinación de ambas comidas. El horario habitual en que se consume es a partir de las diez de la mañana y, depende del restaurante donde se sirva, termina aproximadamente sobre las cuatro o las cinco de la tarde.
La tradición del brunch no es tan moderna como se piensa, ya que, según explica la versión más extendida, se remonta ya al siglo XIX como una costumbre británica en los días en que la hora de levantarse de la cama se alargaba más de lo habitual. Reservado a la clase alta, por supuesto. Como ahora, el brunch servía para resolver la duda que casi todo el mundo tiene cuando se despierta tarde uno de esos fines de semana o días posteriores a fiestas señaladas: ¿desayunar o pasar a comer directamente?
La comida se sirve normalmente en formato bufé, aunque ahora también se pueden encontrar menús de este tipo en todas partes. El brunch combina literalmente los alimentos de desayuno y comida, lo dulce y lo salado. Mezcla el desayuno normal anglosajón en el que se suelen tomar huevos, bacon, salchichas… pero también bollos, mermelada, café o fruta natural, entre otros. Como comentábamos, también se incluyen platos más pesados típicos de la comida: carne asada, sopas, pescado, ensaladas e incluso marisco.
Han sido los americanos los que han convertido esta costumbre en todo un arte culinario y en un momento de sofisticación especial de los fines de semana. Para los neoyorquinos, por ejemplo, lo que habría que comer en el típico brunch serían los famosos huevos Benedict y un cóctel Bloody Mary. Los cócteles como el Bloody Mary –el zumo de tomate ayuda a mejorar la resaca- o la Mimosa, la fruta variada o los smoothies sirven de perfecto acompañamiento a una comida deliciosa, y parecen servir de mucha ayuda a los excesos de las noches de fiesta.
Si te atreves a organizar en casa un brunch con amigos, dejarás a todos sorprendidos con la preparación de estos cócteles acompañando la comida y con un bonito mantel, dando el toque final de auténtico brunch americano. Para la Mimosa, solo necesitas azúcar, media parte de zumo de naranja y media parte de cava, champán u otro vino espumoso, con una cereza de decoración, vertiéndolo todo en una copa de tipo flauta si es posible. Para el Bloody Mary se necesita algo más de preparación, pero es totalmente sorprendente. Vodka o tequila -45ml aproximadamente-, según las variantes; zumo de tomate -120ml-, zumo de media lima, cuatro toques de tabasco, 2 toques de salsa Worcestershire/inglesa, sal, pimienta negra, y decoración con alguna verdura tipo apio. También puedes probar con smoothies o zumos de frutas naturales si lo deseas. Dejarás a todo el mundo encantado. También puedes acudir a algunos restaurantes de Valencia donde preparan expresamente esta deliciosa comida. La Más Bonita, Dulce de Leche, o Brunch Corner son solo algunos de los bares donde puedes degustar el brunch típico.
Aunque todavía no es una costumbre arraigada en nuestro país, hay cada vez más locales que ofrecen esta opción, introducida en los últimos años por el turismo extranjero en España. Y como en La Huerta Valenciana nos gustan las nuevas experiencias, nos unimos a probar esta rica propuesta. Te animamos a introducirte en esta tendencia gastronómica que a nosotros nos ha conquistado. Sin duda, es una buena excusa para quedar con los amigos, pasar un rato degustando la comida y poniéndoos al día.
Atrévete a probarlo y cuéntanos.