El baño es una estancia que puede resultar olvidada por los habitantes de un hogar, sobre todo si tenemos una rutina que nos impide pasar mucho tiempo en casa. Pero cuidarlo forma parte de la limpieza que debemos hacer, y también incluye su orden y decoración. Un baño ordenado, limpio y bonito no solo beneficiará la rapidez y eficacia en nuestras rutinas, sino que nos hará sentirnos mucho mejor. Por eso hoy hablamos de lo que más nos concierne en cuanto a un cuarto de baño: los textiles. Sin duda, parte fundamental de este espacio.
Así que hoy no tiramos la toalla, sino que la recogemos y la analizamos para redescubrirla y valorarla como toca. Las primeras toallas de la historia eran muy parecidas a las de hoy en día, y unas de las primeras de las que se tienen constancia venían de Italia, de casa de una dama romana. Como ahora, las toallas se utilizaban tanto para secarse como para tumbarse sobre ellas, así que los usos, a pesar de los siglos que han transcurrido, apenas han cambiado. Sin embargo, los pueblos antiguos a la romanización ya la conocían y la utilizaban para secarse las manos. ¿Cuándo se popularizó la toalla? Con la industria toallera en el siglo XIX, y así se mejoró también la limpieza y la higiene. Se encontraban desde las toallas de lino y algodón, más populares y baratas, hasta de terciopelo para las clases más altas.
Actualmente, como todos sabemos, la toalla es una prenda habitual en cada casa, hay muchas formas, modelos, y sobre todo tejidos y colores, que son los que al final decoran y nos protegen. Las de felpa o algodón son las más habituales y ayudan a la transpiración de la piel. Si vamos con prisa, sin duda la toalla es la mejor opción para secarnos. Pero tenemos otra sugerencia para ti si tienes algo más de tiempo para dedicar al momento del baño: el albornoz.
Ese segundo gran olvidado tiene su origen etimológico en la palabra árabe al-bumus, que es un pañuelo atado a la cabeza con un aro. Posteriormente, pasó a designar el albornoz, que a su vez pasó a designar una prenda que además de la cabeza, cubría mucho más para proteger el cuerpo. El uso del albornoz tiene muchas ventajas, entre las que se encuentran el hecho de mantener el calor en el cuerpo tras el baño, por ejemplo con pieles más sensibles, como con los niños pequeños. También es una buena forma de no tener escalofríos cuando estamos en un momento de relajación y de mimo de nuestra piel, cuando hacemos “sesión de spa” en casa, nos ponemos crema o alguna mascarilla para la cara. Se trata de un imprescindible también en duchas de gimnasios, y en piscinas, si queremos ocultar nuestro cuerpo en algún momento.
Si tienes que elegir un albornoz o toalla, ten en cuenta el rizo, la transpiración y la comodidad además del aspecto. En La Huerta Valenciana encontrarás albornoces y toallas de tejido 100% algodón para el mejor confort y transpiración, con una amplísima gama de colores y te aconsejaremos para elegir la que mejor se adapte a ti, a tu casa y a tus gustos.